Te perdí...

Te perdí...

Te perdí…
Te perdí en el ocaso de una tarde,
en la puesta de un sol adormecido,
has partido para siempre de tu nido,
eres polvo que la brisa me ha traído.

Te perdí…
Te perdí entre la tierra oscurecida,
en un triste laberinto sin salida,
de tristezas visten ya las golondrinas,
que en silencio observan tus cenizas.

Te perdí…
Para siempre de mi vida,
ya mis sueños han quedado a la deriva,
ya no puedo sostener más esta herida,
¡me duele como duele tu partida!

Te perdí…
Te perdí aquel día interminable,
ese día tan marchito e incesante,
en miserias se quedaron mis instantes,
cuando solo de mi vida te marchaste.

Te perdí…
Te perdí sin saber que ya te irías,
sin saber que ya nunca te vería,
ese día de menguante sentirías
el último suspiro de tu vida.

Andrea Chica